En 1975 escribió su primera novela, La verdad sobre el Caso Savolta, con la que recibió el Premio de la Crítica. De todos modos no se le consideró un novelista crítico hasta que no publicó Sin noticias de Gurb (1990 unos breves capítulos escritos para el El País, periódico en cual también fue columnista, y que acabaron en novela) o también con la novela que nos ocupa, El misterio de la cripta embrujada.
El 16 de octubre del 2010, el escritor Eduardo Mendoza, oculto tras el seudónimo Ricardo Medina, ganó la 59ª edición del Premio Planeta de novela, con la obra Riña de gatos.
La editorial del libro que tenemos entre manos es Seix Barral y aunque fue publicado en 1979 por primera vez, la edición de la novela que me pertenece es de 1990 y fue editada en Barcelona. El libro, por el misterio que esconde y por su argumento policiaco y de investigación, diríamos que es una novela negra.
El tema principal de la novela es la investigación acerca de la desaparición de una niña de familia adinerada, que era estudiante del colegio de las madres lazaristas. Nuestro protagonista, detective por unos días, intenta encontrar las repuesta al caso, ya que su propia libertad esta en juego.
Como toda novela, El misterio de la cripta embrujada esconde algunos subtemas, como por ejemplo:
La situación de España a finales del franquismo ya que en diversas ocasiones, cuando habla de un caso hacía seis años, lo ubican en el año 1991 y por tanto se puede suponer que se trata de los años 1996 y 1997.
Además, también narra las diferencias, entre las diferentes clases sociales de la época mediante las descripciones de varios de los personajes y por supuesto el poder de los ricos y su manera de usarlos para sus propios beneficios.
El detective improvisado, recorre las calles de Barcelona y de algunos pueblos recónditos, en busca de las repuestas a sus preguntas, y mientras investiga para conseguir su libertad, sucesos inesperados le implican en otras tramas diferentes, las cuales le causaran algún traspié.
Suspense, enigmas, poder, relaciones intimas, secretos, pobreza… constituyen el argumento de esta novela, con la que se describe una España en mitad de la Transición y las diferencias entre clases.
El detective improvisado, del que no se sabe el nombre, es un delincuente que pasó interno en un sanatorio, por sus acciones delictivas. Aunque sabemos que su perfil psicológico no es muy cuerdo, durante la novela nos damos cuenta que es un personaje redondo, es decir, que durante la obra varía de personalidad dependiendo de sus actos, esto es, que no actúa siempre de la misma manera, a veces puede parecer que sigue estando loco y en otros casos no. Además según se describe en mismo, es un hombre sin más estudio que la calle, un hombre con mucha falta de cultura, y el que durante la novela vivirá duras penas por las callejuelas de Barcelona.
Por otro lado encontramos a Mercedes Negrer, que aunque sea personaje secundario, tiene mucha importancia en la novela; Mercedes ayuda al protagonista a hallar la mayoría de las repuestas del caso, y esta recluida en un pueblo recóndito, por un delito que no había cometido.
Y por ultimo otro personaje importante, es el señor Preaplana. Personaje adinerado y perteneciente a la sociedad burguesa de Barcelona que será un elemento muy relevante en el caso.
El espacio esta dividido entre el externo y el espacio de interno. La mayoría de los sucesos importantes ocurren en lugares cerrados como, el sanatorio, la casa de Mercedes Negrer, la casa de los Peraplana, el colegio de las Madres lazaristas.
Pero también debemos de nombrar el espacio externo, ya que en muchas ocasiones el protagonista recorre diferentes calles de Barcelona espiando e investigando a los sospechosos.
El tiempo, al igual que el espacio, se divide entre el externo y el interno. El tiempo interno comienza, cuando el comisario Flores libera temporalmente al protagonista y acaba al de unos tres o cuatro días, (ya que el marco temporal es muy reducido) con la averiguación del caso.
Todo el tiempo interno, se cuenta cronológicamente, según ocurren los sucesos. No usa ninguna tipo de retrospectiva, (aunque a veces si se hacen comentarios sobre la desaparición anterior), por tanto la historia se narra linealmente.
Por otro lado el tiempo externo lo ubicó al finales del franquismo y de la Transición hacía la democracia, es decir entre 1976-1977 mÁs o menos. Para nombrar tal fecha, me baso en que en el segundo capÍitulo, el comisario Flores hace referencia a un caso de hacía seis años, en 1971.
La estructura, está formada por la interna y la externa. La novela se divide en 19 capítulos y reúne un total de 178 páginas. Y su estructura interna se caracteriza por su cronología lineal, comienza con la presentación del caso y acaba con el caso resuelto, es decir se nos plantea una novela con presentación, nudo y desenlace.
El narrador es el protagonista, así que hablamos de un narrador-protagonista. La novela se narra, por tanto, en primera persona, nos relata sus sentimientos, miedos, pensamientos, y sus acciones desde su punto de vista interno y personal.
Conclusión: Este libro de Eduardo Mendoza me ha gustado. A pesar de que el libro es bastante cortito, narra los acontecimientos de una manera breve y sin enrollarse demasiado.
Me gusta mucho la novela de misterio o novela negra, y esta es un claro de ejemplo de ella.
El tema es relativamente interesante, porque no es nada original hablar de una desaparición, ya que se hace en la mayoría de novelas de suspense, pero gracias a la prosa de Mendoza cualquier buen lector se puede enganchar.
De todos modos, también diré, que el comienzo de la novela me resultó un poco lioso y confuso. Quizás fuese por la forma de narra la historia, ya que al ser contada desde un punto de vista interior, la novela se relata como cuando uno mismo habla para sí, y por tanto si no se le presta mucha atención, tranquilidad y se hace uso de los puntos ortográficos, Mendoza puede llevar a la confusión.
Pero dejando a un lado ese pequeño lapso, el lector se engancha a la novela gracias la descripción rápida de las acciones, porque Eduardo hace uso de una prosa rápida para evitar que el lector se desenganche del libro y que sienta intriga, en cada momento, porque será lo siguiente que ocurrirá. Por tanto la novela se lee en un volado y por ello la historia no se hace pesada, ni excesivamente larga.
Sobre su vocabulario comentaré que es muy rico y variado, aunque el personaje principal se nos describa como una persona poco culta y de estudios escasos, muchas veces su léxico resulta refinado y culto. Y en otras ocasiones, como en la mayoría de los diálogos, el registro es estándar o coloquial, ya que se trata de expresar la forma de hablar de los personajes.
Resumiendo, el libro es digno de recomendar, pero no diré que es el mejor libro que he leído de Eduardo Mendoza, ya que tiene para mi gusto mejores libros como, Sin noticias de Gurb o Riña de gatos.