domingo, 23 de enero de 2011

LA SONRISA ETRUSCA


La sonrisa etrusca es una de las muchas novelas escritas por el escritor, humanista y economista español José Luis Sampedro Sáez (Barcelona, 1 de febrero de 1917), que fue publicada en 1985 por la editorial Alfaguara y que consta de 255 páginas.

Al año de nacer, su familia se trasladó a Tánger donde vivió hasta los 13 años, y fue en 1936, cuando se incorporó al ejército nacional y pasó la guerra en Melilla, Cataluña…En 1944 comenzó sus estudios de Ciencias Económicas que finalizó en 1947 con Premio Extraordinario y más tarde, en 1955 se convirtió en catedrático de Estructura Económica por la Universidad Complutense de Madrid. Su vida laboral ha estado plagada de cambios, puesto que ha trabajado en diferentes ámbitos, como por ejemplo Asesor Económico de la Dirección General de Aduanas, impartió cursos en la Escuela Diplomática, el Instituto de Estudios Fiscales y en la Universidad Autónoma de Barcelona, en 1977 fue nombrado senador en las primeras Cortes Democráticas, en 1990 ingresó en la RAE, etc. En paralelo con su vida profesional, ha publicado diversas novelas, de las cuales destacan Octubre, Octubre, un relato culturalista y metaliterario que supuso un cambio en su narrativa; La vieja sirena, que es un canto al amor, la vida y la tolerancia y diferentes obras teatrales como La paloma de cartón o Un sitio para vivir. Además, el autor catalán ha sido galardonado con el Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca y el Francisco de Quevedo. En 2008 recibió la medalla de la Orden de Carlomagno del Principado de Andorra, y en abril de 2009 la Universidad de Sevilla le nombró Doctor Honoris Causa. No sólo eso, sino que es presidente honorario no ejecutivo de la empresa Sintratel junto con José Saramago.

Sampedro escribió La sonrisa Etrusca con una edad ya avanzada, porque según comentó él mismo no es el tipo de novela que se pueda escribir en la juventud. Además, fue el nacimiento de su único nieto Miguel, en 1980 quien inspiró al escritor.

A lo largo de esta novela se narra la llegada de un viejo campesino, Salvatore (Bruno) a Milán donde reside su hijo (con su nuera y su nieto), para tratarse de un cáncer ya sin solución a quien decide ponerle el nombre de Rusca. Al llegar a la ciudad nada es de su agrado puesto que se encuentra con un choque entre su mundo habitual, el campo, con la vida en una ciudad moderna como Milán. Esta situación es interpretada como una nueva guerra (también estuvo en la resistencia contra los fascistas, hecho que recuerda una y otra vez) en la que todo gira en torno al nieto que acaba de conocer, Bruno, que casualmente es el alias con el que conocían al abuelo en la resistencia. Esta coincidencia despierta en él una ternura y un sentimiento hacia ese niño que no había experimentado antes, además de conocer parte del amor de la mano de Hortensia. Es por eso, que el viejo Salvatore pasa de ser un hombre orgulloso y viril a ser un hombre sensible y enternecedor, que no logra conocerse ni él mismo tras su increíble cambio, a pesar de continuar con el odio por la familia rival de su pueblo, los Cantannote.

Por ello, son varios los temas que se tratan a lo largo de la novela, pero sobre todo Sampedro quiere recalcar que aun estando al borde de la muerte el protagonista sigue intentando ser feliz mediante lo que realmente importa, como es el amor, el cariño hacia los demás, la comprensión y la fortaleza que se debe mostrar hasta en los peores momentos. Además, nos enseña que no hay edad ninguna para enamorarse ya sea la primera vez o la última, y que a pesar de su avanzada edad y de la enfermedad que le está comiendo por dentro, intenta mantenerse en pie por el bien de su querido Brunettino, para intentar enseñarle los valores que deberá aprender algún día.

Durante toda la historia, se nombran diferentes personajes pero los más destacados son los siguientes:

· Salvatore Roncone (Bruno): es el protagonista de La sonrisa etrusca. Es un campesino que se siente totalmente perdido y a la vez enfadado cuando por culpa de un cáncer tiene que abandonar su pueblo y viajar hasta Milán para recibir tratamiento (aunque no puedan hacer nada por él). Se puede decir que se trata de un personaje redondo, porque podemos comprobar que comienza siendo un hombre de firmes convicciones, duro y muy malhumorado (sobre todo no siente gran simpatía por su nuera Andrea), pero que gracias al pequeño Brunettino y a Hortensia descubre el poder del amor, la ternura y el cariño incondicional.

· Brunettino: es el nieto de Salvatore, que además tiene el mismo nombre que el apodo de su abuelo en la resistencia. Su papel es fundamental puesto que aunque sólo cuenta con un añito de edad es él el responsable de la transformación de su abuelo, y consigue mediante sus gestos inocentes sacar el lado más tierno y sensible de su “nonno”.

· Hortensia: es la mujer de la que se enamora Salvatore, una mujer madura y sensata además de sencilla con la que acabará casándose. Ella, junto con el nieto son las razones del cambio de Salvatore, puesto que logra hacer ver en las mujeres algo más que un simple objeto sexual, y consigue que el abuelo no se pueda despegar más de ellos.

Rusca, es decir el cáncer que padece Salvatore no se puede considerar un personaje, pero juega un gran papel a lo largo de la historia. Es por ello que el abuelo va a Milán, y gracias a ese viaje conoce a dos de las personas más importantes en su vida. Durante la novela se ve como Rusca va devorándole por dentro, pero se puede apreciar el valor y la fortaleza de Salvatore para enfrentarse a ella e incluso establecer buenas migas.

La obra, se centra en la ciudad de Milán, aunque en el trayecto de ida hay un detalle importante que da nombre a la novela. Durante un descanso en el camino, padre e hijo entran en un museo de Roma donde Salvatore queda fascinado por una escultura llamada “Los esposos” de un sarcófago etrusco. Sobre todo le llama la atención su enigmática sonrisa, que al final de la obra se ve perfectamente relacionada y es gracias a ese detalle que logramos comprender el significado del título. Dejando eso a un lado, como bien he dicho anteriormente la novela se narra desde Milán, principalmente en lugares cerrados, como pueden ser la casa de Renato (el hijo de Salvatore) donde el abuelo pasa la mayor parte del tiempo, la casa de Hortensia que al final cobra más relevancia o la consulta del doctor Dalanotte, donde finalmente Salvatore comprende el por qué de la actitud del joven médico.

Ésta es una historia lineal, narrada de principio a fin, aunque suele hacer alguna que otra retrospectiva a lo largo de ella. Se sitúa entre la década de los 80 y 90, puesto que sabemos que fue el nacimiento de Miguel (nieto de Sampedro, el autor de la novela) lo que le inspiró a escribirla en 1980. Además, hay numerosos detalles que nos dan a entender la época en la que se sitúa, por ejemplo el hecho de que Salvatore luchara en la guerra; mediante eso podemos saber que si en 1940 rondaba los 25 años ahora con más de 60 años tendrían que estar en los 80.

En cuanto a su estructura se aprecian diferentes capítulos que se dividen únicamente por un espacio más ancho que el que separa dos párrafos y la historia se cuenta de manera cronológica; por ello su estructura no destaca por su originalidad.

Por último el narrador es omnisciente puesto que conoce todos los pensamientos, movimientos y futuras acciones de los personajes. Cabe decir que se entrelazan a menudo los pensamientos de Salvatore que están narrados en primera persona y los diferencia mediante comillas, como signo de acercamiento hacia los lectores.

Por todo ello, La sonrisa etrusca en una novela entrañable pero con cierto aire melancólico. Lo más destacable es la indiferencia con la que el protagonista (Salvatore) trata a su enfermedad, y el saber que ni ella va a poder quitarle esos pedacitos de felicidad que le brinda su pequeño nieto. Además se precia el enorme cambio de personalidad que tiene a mejor, gracias a su querido nieto y a la mujer de la que se enamora. Por eso esta novela nos enseña que nada nos puede detener si es de verdad lo que deseamos, habla del poder del ser humano y de su tendencia a buscar la felicidad, sin importar el marco, ni dónde ni cuándo. Pero sobre todo habla de lo irónica e inesperada que puede llegar a ser la vida, puesto que es en el peor momento de la vida del abuelo, ya al borde de la muerte cuando conoce a su nieto que le vuelve hacer creer en lo importante del amor y el cariño al prójimo.